Esta tarde hemos visto un diplodocus subir hacia el cerro grande, su enorme cuerpo se abre paso entre las estrechas calles, se aleja lo mas rápido que puede, nos ha visto y parece asustado, su larga cola es como una serpiente volando por el aire, se hace pequeño a nuestros ojos a medida en que se aleja hasta que solo es una imagen borrosa y lejana que parece no existir, es solo un punto muerto en la memoria que tercamente trata de no olvidar que lo hemos visto subir, lo hemos hecho realidad, un olvidado diplodocus alejándose, inimaginable, inexistente, sin embargo se que lo hemos visto, nuestros ojos no nos han engañado, lo hemos resucitado y se dirige al cerro grande…
Héctor Mora Pacheco
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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