Lo miro venir entre los árboles, no lo comprendió pero en alguna parte de su cerebro supo que era similar a él y no le temió, fue a su encuentro sintiendo curiosidad, no vio venir el primer golpe, tampoco el segundo, quedo tirado en el suelo entre arbustos secos, entonces los demás si temieron, se dieron cuenta desde su primitivo pedestal de que aquella criatura que sus ojos veían era similar mas no igual a ellos, corrieron a salvarse pero nada hubo que los salvara, aún en las quijadas fósiles que se encuentran miles de años después se siente su miedo.
Héctor Mora Pacheco
miércoles, 10 de febrero de 2010
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