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miércoles, 17 de marzo de 2010

Tomasa


Estaba tranquilamente sentado en el patio de la casa y de repente sentí sus patitas rasguñando mis rodillas; estire la mano y acaricie sus orejas peludas, exhale el humo y el inocente animalito comenzó a olfatearlo con desesperación; considere necesario hablarle:

- Tomasita, esto no es mota, es tabaco y esto si te hace mucho daño.

Mire su rostro peludo que sacaba la lengua como saboreando el aire y pensé: pinche perra mariguana.


José Elias Mora Pacheco

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